La fiesta [Soseki y Zero]

La contratista conocida como Dedos de Nieve tenía un nuevo encargo, que había llegado en forma de correo postal ordinario a su domicilio. Era sencillo: Un joven pálido, de pelo negro, iría en un tipo de coche antiguo a cierta fiesta de disfraces en un local de moda en Tokyo. Probablemente llevaría una máscara o un antifaz y se mantendría apartado de la multitud. Junto con la carta había un par de fotos, que no parecían muy actuales, pero que según el texto coincidían con el objetivo. Tenía que matarlo.

El sobre incluía la entrada a la fiesta, en la que podía ver el precio, una inversión considerable, con posibilidad de incluir acompañante, y una tarjeta de teléfono que tendría que utilizar en caso de que hubiera problemas o cuando hubiera terminado el trabajo, para recibir el dinero.

Tenía tres días.

...


La mansión, en las afueras de Tokyo, estaba rebosante de luz y una música difusa se colaba a través de las ventanas al jardín, donde iban entrando coches que se detenían en la puerta para dejar bajar a sus invitados, y después, con el chófer o el botones al mando, o el asistente electrónico de conducción los más modernos, se dirigían al aparcamiento.